miércoles, 17 de octubre de 2007

EL REBUSQUE EN LAS CALLES

En Colombia crece cada día más el índice de desempleo. Fenómeno que ha llevado a que la gente opte por el trabajo informal.

Aproximadamente 1.500.000 personas se ocupan en actividades de economía informal, cifra equivalente a un 57% de la actividad económica total. Calculándose un 35% para el Sector Comercio, es decir 500.000 personas y un 7% para ventas ambulantes y estacionarias, correspondiente a 105.000 personas.



La calle 75, entre carreras 15 y 20; se ha visto invadida por vendedores ambulantes.
Allí, encontramos toda clase de objetos; desde dulces, cigarrillos, gafas, cursos de ingles, Formularios de la DIAN, hasta la famosa baba de caracol.

Entre héroes que nacen cada día como respuesta a la situación del país y la indiferencia del Estado, encontramos a Cristancho Valbuena.

Un hombre de 38 años, nacido en Villavicencio quien llego hace 9 años a la capital en busca de un mejor futuro para cumplir sus sueños y con lo único que se encontró según él, fue con una ciudad fría e indiferente en donde el Estado promete y promete pero no cumple nada para ayudar a los que cuentan con pocas oportunidades.

Cristancho se levanta cada mañana con el entusiasmo que amerita una dura jornada de once horas. En las cuales se expone a los constantes cambios climáticos de la ciudad, a la intimidación por parte de la policía y a los peligros de la calle. (Robo y riñas callejeras, entre otras).

Su puesto está ubicado al lado del edificio de la DIAN, en la calle 75 con carrera 16. Con un parasol, un plástico encima para protegerse de la lluvia, una pequeña vitrina roja y una butaca se prepara para iniciar su día laboral.

Una de las cosas que más le deja ganancia, según él es la venta de formularios. Y aunque la policía no le ha generado mayor problema si se lo han llevado una que otra vez a la UPJ, quitándole la mercancía.

Al final de un día de trabajo el resultado de sus ventas son entre diez mil y quince mil diarios, los cuales apenas si le alcanzan para sobrevivir; pero dice que prefiere ganarse ésta cantidad, que trabajar en construcciones donde se ganaría entre treinta mil y cuarenta mil pesos haciendo un trabajo mucho más pesado y exponiéndose al abuso de la autoridad de algunos; que como lo menciona él “se creen mejores que los demás”.

Trabaja de lunes a viernes en las ventas ambulantes, y los fines de semana se la rebusca por otro lado.

“yo se hacer muchas cosas, he trabajo en más de 36 actividades. He trabajado como operario de maquina pesada, conductor, mecánico, carpintero, en construcción, y hasta trabajé en Postobón hace muchos años. Así me ha tocado desde muy pequeño. Como no termine la primaria no he podido aspirar a algo mejor. Ese es mi rebusque”

“como los hijos son lo más importante en la vida, uno no puede darse el lujo de irse de paseo, porque un día de trabajo que pierda podría causar un día de hambre en mi casa”

“he conocido los lugares mas bajos de la ciudad, hospitales hacia el sur, la UPJ, distintas estaciones de policía y estuve 6 meses en la cárcel por que a mi no me gusta dejármela montar de nadie”

Cristancho vive con Jeimy su esposa y sus seis hijos; de los cuales cuatro están en primaria y los otros dos se quedan en la casa.
Él les ha enseñado desde que son pequeños a que las cosas se ganan trabajando y siendo honrados; dice que el día en que se encuentre a uno de sus hijos robando lo coge a juete, para que aprendan a respetar.

Cristancho sueña con montar un local propio en donde tenga mejores condiciones de trabajo, y lograr sacar a sus hijos adelante y que logren lo que él no pudo.

Es así como vivimos en una sociedad en donde a la gente le toca salir adelante por sus propios medios, aunque no estén legitimados por el Estado.

El rebusque en las calles es una opción más de vida, y desafortunadamente se ha convertido en una de las pocas alternativas que las personas tienen a su favor para poder sobrevivir; en un país donde la diferencia de clases hace cada día a los más ricos y a los pobres más pobres.





Por: yuri J. Algeciras
Diana M. Márquez
Catherine Peña C.

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